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Comenzamos curso
 

 

 
 

 

XXIV domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio

según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.»
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

Palabra del Señor
 

Comentario del Evangelio

San Cesáreo de Arlés (470-543)

monje y obispo

Sermón 159, 1, 4-6; CCL 104, 650

«Que me siga»

Cuando el Señor nos dice en el Evangelio: « Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo », nos parece que nos manda una cosa difícil y consideramos que nos impone un yugo pesado. Pero, si el que nos manda es el mismo que nos ayuda a cumplir su mandato, eso ya no es difícil... ¿Adónde debemos seguir a Cristo sino allá donde Él se ha ido? Ahora bien, sabemos que Él ha resucitado y ha subido al cielo: es allí donde debemos seguirle. Es necesario, ciertamente, que no nos dejemos invadir por la desesperación, porque, si bien es cierto que no podemos nada por nosotros mismos, tenemos la promesa de Cristo. El cielo estaba muy lejos de nosotros antes que nuestra Cabeza subiera hasta él. En adelante, si somos los miembros de esta Cabeza (Col 1,18) ¿por qué desesperar de poder llegar al cielo? Si es cierto que en esta tierra estamos agobiados por tantas inquietudes y sufrimientos, sigamos a Cristo en quien encontramos la felicidad perfecta, la paz suprema y la tranquilidad eterna. Más,el hombre que desea seguir a Cristo, escuchará estas palabras del apóstol Juan: « Quien declara permanecer en Cristo debe él mismo seguir el mismo camino que Jesús ha seguido » (1Jn 2,6). ¿Quieres seguir a Cristo? Sé humilde tal como Él lo ha sido. ¿Quieres unirte a Él en las alturas? No menosprecies su humillación bajándose hasta nosotros.

 Leer el comentario del Evangelio todos los días de la semana  aquí

Salmo del Domingo ¡Te amo Señor, porque escuchas mi súplica! Salmo 115)

R/. Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Amo al Señor,
porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco. R/.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida». R/.

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó R/.

Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R/.

Reflexión

Este salmo brota de un corazón agradecido porque cuando estaba sumido en la angustia y la tristeza, en los momentos en los que se sentía abandonado por los hombres, cuando su vida corría peligro, elevaba su oración y el Señor escuchaba su voz suplicante y acudía en su ayuda. Dios no se cansa nunca de escuchar nuestra oración y de intervenir porque nos ama, pero el combate espiritual continua y la salvación es todavía una promesa, una meta a lo largo de un camino que está lleno de peligros y de valles tenebrosos. La victoria final es de nuestro Dios, y el rescate de nuestra salvación lo pagó Cristo con su sangre preciosísima y su muerte en la Cruz. En la meditación de su pasión muerte y resurrección, adquiere pleno sentido la frase, primero misteriosa luego profética, contenida en el salmo.  “¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos!” ¡Qué penosa debió ser para nuestro Padre Dios la muerte de su Hijo en la Cruz y de todos sus hijos! ¡Qué penoso es para Dios contemplar los males de este mundo! Pero Dios consiente la muerte de sus amigos, de su propio Hijo, porque para resucitar a la vida eterna es preciso morir con Cristo y resucitar con Cristo. Seguir a Cristo es dejar que los muertos entierren a los muertos para ir de la mano de Jesús en el camino que nos lleva al conocimiento pleno y a la vida eterna. Ese fue el camino que eligió mi madre y no se equivocó. Cumplió la voluntad del Padre que concilia en su Hijo todas las cosas, que hace compatibles su justicia y su misericordia, y que rompe todas nuestras cadenas. “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida” dice el salmo. A nosotros nos corresponde cumplir ese compromiso y aceptar la mano que Cristo nos tiende. Dejarle que con el arma de su amor rompa todas las cadenas que nos impiden salvarnos. Es ahora decisión nuestra seguir esclavos o ser libres, ser muertos en vida o vivir en la esperanza.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

¡Alabado sea el Señor y benditos sean los que creen en sus obras!



AVISOS MISAS DOMINGO 15 SEPTIEMBRE 2024

-                     RESERVAD EL SÁBADO 28 POR LA MAÑANA PARA LA JORNADA DE INICIO DE CURSO DE LA DIÓCESIS EN EL COLEGIO SALESIANOS DE NUESTRA VICARIA. HABRÁ INSCRIPCIÓN PREVIA.

-                     COMENZAMOS CURSO, MAÑANA LUNES TENDREMOS EL CONSEJO PARROQUIAL.

-                     NECESITAMOS PARTICIPACIÓN DE TODOS PARA QUE LA PARROQUIA TENGA VIDA, PODÉIS APUNTAROS EN SECRETARÍA PARA AYUDAR.

 



 

 

 
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En octubre recuperamos el horario normal de misas

 


 

XXIX domingo del Tiempo Ordinario

 

AVISOS MISAS DOMINGO 22 OCTUBRE 2023

ü

HOY ES EL DOMUND, TENÉIS LOS SOBRES Y LOS FOLLETOS EN LAS MESAS DE LA ENTRADA. REZAREMOS Y COMPARTIREMOS CON LOS MISIONEROS. EL SÁBADO 21 A LAS 20:00 ES LA VIGILIA DE LA LUZ DEL DOMUND EN LA PARROQUIA DEL SAGRADO CORAZÓN.

ü RESERVAD EL LUNES 23 A LAS 19 H. PARA EL ENCUENTRO DE GRUPO Y ASAMBLEA PARROQUIA DE INICIO DE CURSO EN EL HOGAR PARROQUIAL. TE ESPERAMOS PARA AYUDAR A PREPARAR EL NUEVO CURSO.

NO HA LLEGADO HOJA DIOCESANA PARA ESTA SEMANA, POR ESO OS PASAMOS LA HOJA DE LA DIOCESIS HERMANA DE HUESCA O EN ESTE ENLACE: https://app.box.com/s/5cmrdn7wkmmmcy5d88m8o3vy6i58q0np

 
Lectura del santo evangelio
 
según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor

REFLEXION DEL EVANGELIO

San Antonio de Padua (1195-1231)

franciscano, doctor de la Iglesia

Sermones para el domingo y las fiestas de los santos

«Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro» (Sl 4,7)

     De la misma manera que esta moneda de plata lleva la imagen del César, igualmente nuestra alma es imagen de la Santa Trinidad, según lo que se dice en el salmo: «La luz de tu rostro está impresa en nosotros, Señor» (4,7 –LXX)... Señor, la luz de tu rostro, es decir, la luz de tu gracia que establece en nosotros tu imagen y nos hace semejantes a ti, está impresa en nosotros, es decir, impresa en nuestra razón, que es el poder más alto de nuestra alma y recibe esta luz de la misma manera que la cera recibe la marca del sello. El rostro de Dios es nuestra razón; porque de la misma manera que se conoce a alguien por su rostro, así conocemos a Dios por el espejo de la razón. Pero esta razón ha sido deformada por el pecado del hombre, porque el pecado hace que el hombre se oponga a Dios. La gracia de Cristo ha reparado nuestra razón. Por esto el apóstol Pablo dice a los Efesios: «Renovad vuestro espíritu» (4, 23). La luz de la que trata este salmo es, pues, la gracia que restaura la imagen de Dios impresa en nuestra naturaleza...      Toda la Trinidad ha hecho al hombre según su semejanza. Por la memoria se asemeja al Padre; por la inteligencia, se asemeja al Hijo; por el amor se asemeja al Espíritu... En la creación el hombre fue hecho «a imagen y semejanza de Dios» (Gn 1,26). Imagen en el conocimiento de la verdad; semejanza en el amor de la virtud. La luz del rostro de Dios es, pues, la gracia que nos justifica y que revela de nuevo la imagen creada. Esta luz constituye todo el bien del hombre, su verdadero bien, y le marca igual que la imagen del emperador está impresa en la moneda de plata.      Por eso el Señor añade: «Dad al César lo que es del César». Como si dijera: De la misma manera que devolvéis al César su imagen, así también devolved a Dios vuestra alma revestida y señalada con la luz de su rostro.

Amén
 
 
Salmo del Domingo ¡Todos los pueblos somos familia de Dios unidos en su alabanza! (Salmo 96)
 
R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Reflexión