Entrevista al Padre Marko I. Rupnik Estamos en la última fase de la construcción de nuestra Iglesia de Santa María. Podríamos tenerla para febrero, y empezar la fatigosa tarea de amueblarla y acondicionarla. Una de las grandes tareas que nos quedará será la decoración de la Iglesia, que, como sabéis, va a ser confiada a un importantísimo artista esloveno, sacerdote jesuita, que vive en Roma. Tenemos que empezar a animarnos e ilusionarnos con esta circunstancia, porque realmente es un motivo de alegría y de orgullo tener a un artista tan importante. Está recuperando el concepto de arte cristiano como lenguaje de la fe y de los misterios cristianos. Sus imágenes narran los distintos misterios de la vida de Jesús, y los relaciona con los grandes temas de la vida cristiana y de la vida de la Iglesia. En nuestro caso, lo hará en torno al tema de la maternidad de María, la Virgen, y llenará los muros de nuestra nueva Iglesia con las narraciones bíblicas que nos enseñen que María es Madre nuestra y Madre de nuestra familia cristiana, por extender su maternidad de Dios en Jesús a todos sus hijos que formamos la Iglesia. Tenemos la intención de ir presentándoos en la página Web la figura y la obra de este artista extraordinario. Es un personaje de gran fama en todo el mundo no sólo como artista, sino como profesor de teología y como maestro de espiritualidad, con muchos libros en su haber y con una experiencia eclesial muy importantes. Hoy os copiamos una parte de una entrevista que se le hizo en una visita a las Canarias en febrero del año pasado, y en la que nos comenta alguna cosa acerca del Centro artíestico que dirije y de su concepto de la belleza y el arte. (Tomado de la Revista, “Iglesia Nivariense”, nº 81, Tenerife, febrero del 2008). En las fotografías, el Padre Rupnik con el arquitecto de la parroquia, Javier Martínez, y el Maestro Rupnik dibujando en el altar de la Capilla de la Universidad CEU de Madrid. P.- Padre Rupnik, usted, a través del arte, intenta conseguir la comunión entre Oriente y Occidente de las distintas Iglesias cristianas. Para ello cuentan con el centro Aletti. ¿En qué consiste este centro? R.- El arte siempre ha sido un espacio, un lugar privilegiado para realizar la comunión entre los seres humanos. En el caso nuestro, si hablarnos del arte sacro y del centro Aletti, es evidente que este encuentro entre Oriente y Occidente ha traído consigo siempre una gran creatividad. Lo importante no es como la Iglesia acerca el arte sino como acerca a los artistas a la Iglesia contemporánea. En el centro Aletti, de hecho, trabajamos con grupos de artistas de ocho países distintos y de ocho Iglesias distintas. La comunión de la Iglesia es posible desde el recíproco reconocimiento y proviene de una experiencia espiritual. Mi opinión es que la espiritualidad es un espacio óptimo para el encuentro entre los cristianos. Particularmente, no creo mucho en las incursiones técnicas abstractas. Es preciso crear espacios y nosotros lo hemos encontrado en el arte. P.- Usted habla de la belleza en la liturgia católica como un camino en la evangelización de hoy y siempre.
R.- Sí, efectivamente. La belleza expresa que el mundo está habitado por el amor. Por lo tanto, es obvio que si la Iglesia es una comunidad de personas que viven la redención y están inmersos en este amor de Dios, todos deberlos tener esta importancia de la belleza. del amor de Dios, ya sea como edificio o como comunidad cristiana. No debemos estar tan preocupados de cómo hacer teología, como convencer, como tratar la verdad en la que creemos. sino sobre todo, de testimoniar, de hacer ver, de suscitar el deseo de vivir como viven los cristianos. Por ello, si las personas no desean la vida espiritual, la misión de la Iglesia es inútil. Otro aspecto importante de la belleza en la vida cristiana es que la belleza promueve en el ser humano una acción libre. P.- Usted es el Consultor del Consejo de la Cultura de la Santa Sede, ¿piensa que la cultura contemporánea se está alejando poco a poco de la tradición cristiana?
R.- Yo estoy preocupado por una cierta alergia que el cristianismo lleva a sus espaldas en Europa. Existe un cierto laicismo radical que desarrolla un deseo y una voluntad de ignorar al cristianismo. Parece que hoy día, se puede ser cualquier cosa pero no se puede ser pacífica-mente cristiano. Por otro lado, nosotros tenemos que preguntarnos sobre cómo hemos realizado la teología en los últimos tiempos para que se haya creado este deseo de vivir sin fe. |