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Porqué hay que seguir ayudando

 

TESTIMONIO ESTREMECEDOR DESDE HAITÍ

Aun con toda la dureza de este testimonio, creemos que es necesario no perder la conciencia y el sentido de urgencia de estas semanas para seguir rezando, ayudando económicamente y repensando nuestras actitudes ante la vida cuando leemos cosas como esta.

TESTIMONIO DE ISABEL SOLA, RELIGIOSA DE JESUS/MARÍA, desde Haití.

"Hola a todos,..

primero de todo, gracias por tanto apoyo... estoy viva, sí, de milagro... NO SÉ POR QUEEEÉ Y LO DIGO CON UNA RABIAAAA!!! pero tanta gente está muerta que siento estoy muerta con ellos, no sé por qué estoy yo viva... me da rabia estar siempre entre los que tienen suerte... no sé qué quiere Dios de mí y de todo esto...

El terremoto me pilló en casa, en la sala de comunidad, con una religiosa a la que doy clase de español y con Gardine, la postulante. El temblor fue horrible, no nos manteníamos de pie y salimos como pudimos fuera y nos tiramos al suelo... el ruido era estremecedor... oímos un gran estruendo y una nube de polvo y casquetes cayó sobre nosotras... no sé cuánto duró, yo diría que unos 20 segundos o más. Cuando paró nos vimos cubiertos de polvo blanco... yo me di cuenta que la escuela de secundaria de al lado de casa se había caído, y gritos y gemidos y... la gente no sabía dónde ir, no sabía qué hacer, todo el mundo aturdido... yo que sé... no sé describir... pero pensé que en la escuela habría chicos dentro y entre. El polvo no me dejaba ver bien... pero vi varios chicos muertos y una mujer con las piernas cubiertas de bloques pidiéndome ayuda... la cabeza abierta... las piernas prácticamente cortadas pero no la pude sacar, pedí ayuda pero nadie hacía nada, la gente no sabía lo que hacer... debajo de los pisos que cayeron veía manos que salían pidiendo ayuda... por lo menos vi siete u ocho manos que se movían... me acerqué a tocarlas y a decirles que iba a ayudarles. Pero un nuevo temblor me hizo salir corriendo... tenía miedo de que más bloques cayeran sobre mí... miedo no, pánico... no sabía qué hacer, los chicos me pedían ayuda... y yo si volvía me ponía en riesgo... pero volví... no había espacio suficiente para que salieran... los bloques no les permitían salir... me fui a buscar un martillo a casa y volví a romper bloques... no tengo fuerza suficiente pero abrí un poco y conseguí que una chica muy flaquita saliera... todos me suplicaban que los sacaran... pero no pasaban por el agujero... era demasiado pequeño... solo esa chica se salvó... el piso terminó de caer y murieron... porque ya no los oí más....

 

 

La mujer de las piernas también murió al poco rato. Me fui por la parte de detrás... y encontré un chico metido de pie entre los bloques y los hierros. Me pidió ayuda... estaba hundido y había muchos cables de hierro a su alrededor. Yo sola no podía llegar, había un bloque sobre el que corría peligro de caer... se movía y los temblores continuaban... salí varias veces corriendo con cada temblor pero el chico me llamaba y suplicaba que no le dejara. Le estiré por los brazos pero era imposible... era muy grande y estaba muy metido... los hierros no me dejaban llegar... me dijo que tenía las piernas rotas pero que le estirara... que si metía las manos y le sacaba los zapatos podría salir... me metí para sacarle los zapatos y me enganché con los hierros... pero se los saqué... un hombre nos vino a ayudar, me estiró a mí y luego le estiramos a él... las piernas totalmente rotas... aullaba de dolor... me fui a buscar el coche... y además de él metimos a tres más... todos desgarrados ensangrentados... todos gimiendo...

Caos en la ciudad, ningún sitio a donde ir... todo bloqueado. Los dejé en el hospital Sacre Coeur, en el patio, porque el edificio amenzaba ruina. No podía hacer más... algo harían por ellos...

No pudimos llegar a casa, todas las casas caídas, mi calle destrozada, nuestra parroquia en el suelo... las calles totalmente bloqueadas... dejé el coche en los Monfortianos... la iglesia también destruida... cadáveres por todas partes...

Caminé toda la noche en busca de Vivian que estaba en la otra punta de la ciudad. Cuando llegué a las 6 de la mañana se la habían llevado a otro sitio. Cogí un camión para llegar y seguir caminando... luego a buscar, a Middia... la encontré herida cerca de casa sin poder caminar, busqué el coche e intenté juntarnos a todas y ponernos a salvo... ningún hospital nos recibía... muertos por todas partes... inexplicable...

Después llegaron equipos de Estados Unidos para buscar vivos entre los escombros y recorrimos escuelas y universidades, no encontramos a nadie, el olor a muerto era insoportable... He trabajado en el hospital 5 días interminables... todos, todos, todos, con piernas y brazos amputados, cabezas abiertas... desangrados... hemos perdido a muchos sin poder hacer nada... Mi lucha estaba entre llorar o seguir aguantando por soportar el dolor de tanta gente... nos llegaban a treintenas... en camillas...

Indescriptible...

Ayer dijimos que no podíamos más y vinimos a Gros Morne, a descansar un poco, y pensar juntas que hacemos...

No sé qué vamos a hacer... la vida ha cambiado para mí...

Gracias por vuestra solidaridad apoyo, cariño... todo eso me sostiene...

Isabel Sola
Religiosa de Jesús-María (RJM) desde Haití

 

 

 
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