La mujer de las piernas también murió al poco rato. Me fui por la parte de detrás... y encontré un chico metido de pie entre los bloques y los hierros. Me pidió ayuda... estaba hundido y había muchos cables de hierro a su alrededor. Yo sola no podía llegar, había un bloque sobre el que corría peligro de caer... se movía y los temblores continuaban... salí varias veces corriendo con cada temblor pero el chico me llamaba y suplicaba que no le dejara. Le estiré por los brazos pero era imposible... era muy grande y estaba muy metido... los hierros no me dejaban llegar... me dijo que tenía las piernas rotas pero que le estirara... que si metía las manos y le sacaba los zapatos podría salir... me metí para sacarle los zapatos y me enganché con los hierros... pero se los saqué... un hombre nos vino a ayudar, me estiró a mí y luego le estiramos a él... las piernas totalmente rotas... aullaba de dolor... me fui a buscar el coche... y además de él metimos a tres más... todos desgarrados ensangrentados... todos gimiendo... Caos en la ciudad, ningún sitio a donde ir... todo bloqueado. Los dejé en el hospital Sacre Coeur, en el patio, porque el edificio amenzaba ruina. No podía hacer más... algo harían por ellos... No pudimos llegar a casa, todas las casas caídas, mi calle destrozada, nuestra parroquia en el suelo... las calles totalmente bloqueadas... dejé el coche en los Monfortianos... la iglesia también destruida... cadáveres por todas partes... Caminé toda la noche en busca de Vivian que estaba en la otra punta de la ciudad. Cuando llegué a las 6 de la mañana se la habían llevado a otro sitio. Cogí un camión para llegar y seguir caminando... luego a buscar, a Middia... la encontré herida cerca de casa sin poder caminar, busqué el coche e intenté juntarnos a todas y ponernos a salvo... ningún hospital nos recibía... muertos por todas partes... inexplicable... Después llegaron equipos de Estados Unidos para buscar vivos entre los escombros y recorrimos escuelas y universidades, no encontramos a nadie, el olor a muerto era insoportable... He trabajado en el hospital 5 días interminables... todos, todos, todos, con piernas y brazos amputados, cabezas abiertas... desangrados... hemos perdido a muchos sin poder hacer nada... Mi lucha estaba entre llorar o seguir aguantando por soportar el dolor de tanta gente... nos llegaban a treintenas... en camillas... Indescriptible... Ayer dijimos que no podíamos más y vinimos a Gros Morne, a descansar un poco, y pensar juntas que hacemos... No sé qué vamos a hacer... la vida ha cambiado para mí... Gracias por vuestra solidaridad apoyo, cariño... todo eso me sostiene... Isabel Sola Religiosa de Jesús-María (RJM) desde Haití |