| EL CURA DE LA ULTIMA CIMA Y EL MARTIR Pablo Domínguez, el sacerdote montañero, nos dio la pista para indagar en la vida del Beato Martín Martínez. Es un sacerdote, un instante antes de ser fusilado, a causa de su fe. La foto estaba en el despacho de Pablo Domínguez, fallecido en trágico accidente en el Moncayo y protagonista de la celebrada película “La última cima”, de la que dimos en su momento cumplida referencia. Poco antes de morir visitaron a Pablo unos Legionarios de Cristo. He aquí su testimonio: -¿Eres tú, Pablo, hace unos años?, le preguntamos. -¡No!, y sonriendo nos dijo que le gustaría haberlo sido... «La conseguí en Moscú, en un congreso. Es la fotografía de un sacerdote español, el Beato Martín Martínez, de los operarios diocesanos, una orden religiosa encargada de la formación de sacerdotes. Se la tomó un fotógrafo ruso que estaba entre los republicanos, durante la guerra civil española. Fijaos bien en su mirada firme, los brazos en jarras, seguro y valiente... Se la tomaron un segundo antes de fusilarlo. -lo explicaba brillándole los ojos, se sentía emocionado y con ganas de imitarle; parecía que hablaba de sí mismo. (publicado en Alfa y Omega, 16 de abril de 2009). La fotografía ha sido desde entonces muy difundida por Internet, porque la verdad es que produce un impacto evidente. No solamente transmite la imagen seguridad y firmeza. Transmite amor, un amor que les llega a los que le van a fusilar y nos llega hoy a nosotros. | |
Antes de disparar, le preguntaron si deseaba alguna cosa. Martín respondió: “Yo no quiero sino daros mi bendición para que Dios no os tome en cuenta la locura que vais a cometer”. Y después de bendecirles añadió: “Y ahora que me dejéis gritar con todas mis fuerzas: ¡Viva Cristo Rey!” Martín Martínez Pascual nació en Valdealgorfa, provincia de Teruel y diócesis de Zaragoza, el 11 de noviembre de 1910. De niño entró en el Seminario de Belchite y luego continuó en el Seminario mayor de Zaragoza donde hizo todos los estudios, salvo el último curso 1934-35, que ya había ingresado en la Hermandad. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de junio de 1935. Fue destinado como formador al Colegio de San José de Murcia y como profesor del Seminario diocesano de San Fulgencio. Terminado el curso, hizo los ejercicios espirituales en Tortosa del 26 de junio al 5 de julio de 1936. Luego marchó de vacaciones a su pueblo y allí le sorprendió la guerra civil. El 26 de julio, avisado de que lo buscaban para matarlo, se escondió en casa de algunas familias amigas. Más tarde huyó a una finca a tres kilómetros del pueblo y se ocultó en una cueva. El 18 de agosto por la mañana detuvieron a todos los sacerdotes que había en Valdealgorfa. Al no encontrar a Martín, encarcelaron a su padre. Inmediatamente, la familia envió recado a D. Martín para que escapara. Pero éste, en cuanto se enteró, echó a correr a toda prisa hacia el pueblo para presentarse al Comité. Un miliciano muy amigo le salió al paso, rogándole que huyera; pero Martín le dijo que no podía consentir que su padre padeciera por él y que quería correr la misma suerte que los demás sacerdotes. Ya ante el Comité, este miliciano todavía quiso salvar a Martín, diciendo que se trataba de un joven estudiante. Pero él confesó que era sacerdote y dio a su amigo un abrazo para que lo transmitiera a su familia. “Yo quiero morir mártir con mis compañeros”, decía. Sólo estuvo unos minutos apresado. Inmediatamente lo llevaron a pie hasta la plaza del pueblo, donde lo subieron con otros cinco sacerdotes y nueve seglares a un camión camino del cementerio. Antes de llegar, en el camino, los mataron. Los colocaron de espaldas; pero Martín quiso morir de frente, como lo vemos en la foto. Cuando el Padre Daniel estaba reunido conmigo para planificar nuevos contenidos en la página de la parroquia, me enseñó la foto y yo le pregunté: ¿Eres tú? La misma pregunta que le hicieron a Pablo, y que nos podemos hacer cada uno de nosotros. ¿Estamos dispuestos a morir como Martín, por amor? Entonces nos parecemos. Y sentimos que el Señor nos dice ¿Eres tú? |