“Misioneros de la Misericordia”, lema del DOMUND 2015, que esté año tiene como lema “Misioneros de la Misericordia”. Con palabras de Anastasio Gil, director nacional del Obras Misioneras Pontificias: “Ellos son los que, en la iglesia en salida, saben adelantarse sin miedo e ir al encuentro de todos para mostrarles a Dios cercano, providente y santo. Con su vida de entrega al Señor, sirviendo a los pobres y anunciándoles la alegría del perdón, revelan el misterio del amor divino en plenitud”.

Todos los días son Domund, pero especialmente en octubre. En la pestaña "Grupos Parroquiales" tenéis más información

TESTIMONIO:

Muchos son los misioneros aragoneses presentes en los cinco continentes. Realizan su misión a través de distintas instituciones: como “fidei donum”, a través del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) o de la Obra de Cooperación Hispanoamericana (OCHSA), formando parte de institutos religiosos o como familias en misión procedentes del Camino Neocatecumenal. Hemos seleccionado a uno por una razón muy clara: es sacerdote diocesano y es joven.

Que nuestras iglesias locales, en estos tiempos de penuria vocacional, sigan enviando sacerdotes en la flor de la vida a la misión es una muestra de generosidad que debe llenarnos de alegría y motivarnos a seguir comprometiéndonos con la evangelización.

José Luis Lázaro, 43 años, sacerdote de Zaragoza, misionero en Zimbabwe
José Luis Lázaro Ansola (el segundo por la derecha, fila superior), nos envía esta hermosa fotografía de todo el grupo de misioneros del I.E.M.E. en Zimbabwe. En segundo plano, comenzando por la izquierda fila superior, Mons. José Alberto Serrano Antón, obispo de Hwangue.

 Si alguien me pregunta quién es Amadie en tu vida, le diría que es la persona que ha elegido Dios para enseñarme a vivir la compasión, la misericordia, la aceptación, la paciencia... el amor que Él me está manifestando en esta vida misionera que, desde hace un par de años, llevo a cabo en esta parte noroccidental de Zimbabue.

Las imágenes a veces son equívocas y no reflejan lo que verdaderamente nos enseña el Señor en el día a día... Viendo a Amadie , es fácil pensar: nos encontramos con un hombre joven enfermo (enfermedad mental, cáncer, Sida, gangrena y, ahora, inválido desde la amputación de una de sus piernas...), pobre, sin recursos y, probablemente, sostenido en todas sus necesidades por los misioneros católicos que le visitan… Todo esto es cierto; pero quizás lo que uno no pueda descubrir a simple vista es cómo este hombre nos mueve a vivir la misión desde la aceptación de la voluntad del Padre, cuando se dirige a nosotros con esa mirada llena de paz y serenidad que cuestiona nuestros cansancios o pequeñas decepciones en el devenir misionero... o, a comprender que recibimos más en la cercanía con los últimos y pequeños cuando nos implicamos en sus vidas, que cuando queremos hacer muchas actividades y nos olvidamos de VIVIR y de implicarnos -complicarnos- en las vidas de aquellos que Dios ha querido poner en nuestro camino… Amadie es una caricia de Dios, un pequeño recordatorio para vivir con mayor fidelidad nuestra vida espiritual -sostenida en la oración, las comunidades y la Eucaristía-, para comprender que la misericordia es un camino de AMOR de ida y vuelta.