Son 98 metros cuadrados de mosaico, distribuidos en 5 paneles. En la homilía de la Inauguración, el P.Rupnik expresó la finalidad de este mosaico: “Una obra de arte puede suscitar maravilla y admiración, pero el arte que entra en el espacio litúrgico ha de suscitar veneración. La veneración que el fiel de a pie expresa con la señal de la cruz, con la genuflexión, con la oración: porque existe la esperanza de Dios” Se trata de una gran catequesis materializada a través de la técnica del mosaico. Las imágenes, en sus colores y volúmenes, permiten contemplar la presencia activa de la Virgen María en la Historia de la Salvación: desde el Pecado Original, hasta el Banquete del Cielo; pasando por el acontecimiento central del Misterio Pascual del Señor, su Cruz y su Resurrección. Este retablo consigue unir la tradición y la modernidad, inspirándose en el arte románico y bizantino, que se dejan a su vez interpelar por el arte contemporáneo. Realizado con piedras, mármoles, granitos, esmaltes, nácar, fósiles, guijarros, … DESCRIPCIÓN DE LOS MOSAICOS Cada color tiene su significado: el ROJO expresa la divinidad; el AZUL la humanidad; el BLANCO es el color del Espíritu Santo; el DORADO es la Gloria de Dios; el NEGRO es el color del pecado. Tres círculos hay distribuidos en los mosaicos, que representan a la Perfección, donde no hay ni principio ni final, figura adecuada para representar a Dios. El rojo a la fuente de la divinidad (el Padre), el azul al Dios que se hace hombre (el Hijo), y el blanco al Dios Espíritu Santo. PANEL CENTRAL La figura de Cristo Crucificado acoge a todos los que entran en la Iglesia, y les invita a introducirse en su vida divina, haciéndose partícipes de su Redención. Cristo está revestido de sacerdote para expresar que la Iglesia nace al ofrecer Cristo su vida por la humanidad. María señala la herida de su costado, donde recibió la lanzada, y de donde salió sangre (símbolo de la Eucaristía) y agua (Bautismo). En el origen de la Iglesia interviene la Trinidad: la Mano del Padre, que envía al Espíritu Santo, expresado en forma de llamas de fuego que acaban convirtiéndose en una paloma, que desciende sobre el Hijo Crucificado. María Madre de Dios y Madre de la Iglesia. En la mano derecha lleva unos ovillos de lana, expresando que, desde que concibió a Cristo por el Espíritu Santo, comenzó a “tejer” en su seno la humanidad de Dios. Por eso es Madre de Dios y, por tanto, también Madre de la Nueva Humanidad que nace del Dios-hombre, Jesucristo. La vestidura sacerdotal de Cristo está en relación con la de María. Cristo es Dios (túnica roja) que se hace hombre (casulla azul); mientras que María es una mujer (túnica azul) que queda divinizada (capa roja) al concebir a Cristo por el Espíritu Santo, y así ser Madre de Dios. Una franja diagonal atraviesa todo el mosaico central. Negra en su primera parte (la historia de pecado del hombre). Y Cristo asume en la Cruz el pecado de toda la humanidad (por eso la cruz es negra), y lo transforma en la vida nueva del Espíritu (franja blanca), en la que se llega a ser hijo de Dios (línea roja). PANEL DEL PECADO ORIGINAL El pecado original. Los brazos desnudos de Eva y Adán están expresando que el pecado consiste en que se han desvestido de Dios, e intentan apoderarse de la manzana (roja, porque representa la Sabiduría divina). Tras el pecado, la humanidad abandona el Jardín del Paraíso y se introduce, sin Dios, en el desierto. PANEL BAUTISMO Jesús es bautizado en el río Jordán por Juan el Bautista. Las aguas del Jordán (símbolo de las aguas bautismales) quedan impregnadas de la Gloria de Dios, y todos aquellos que se “bañen” en ellas quedarán revestidos de la Gloria divina, se harán hijos de Dios. PANEL DE LA RESURRECCIÓN Tras ver el sepulcro vacio, María Magdalena se encuentra con Cristo resucitado. Jesús le dice: “no me toques, que voy a mi Padre y vuestro Padre...y tú ve y anúncialo a los hermanos”. Es la ocasión más explícita en que Jesús llama a los discípulos “hermanos”. Desde la Resurrección somos hijos de Dios en Cristo. Y María nos mira para ser testigo ante nosotros de la Resurrección de Cristo. Esta es la misión de la Iglesia: tener experiencia de Cristo resucitado y anunciarlo a los hermanos. María Magdalena es la primera en recibir esta misión. La capa dorada de Cristo expresa la Gloria divina de Cristo resucitado. Envuelve a la Magdalena para que ésta no se vuelva a la vida antigua de pecado (simbolizada en el sepulcro), sino que se introduzca en la nueva vida que Cristo le ofrece: la vida de los hijos de Dios. PANEL DE LA EUCARISTÍA Cristo Rey, con su humanidad (colores azules), ofrece el alimento de la Humanidad Nueva (el Pan y el Vino eucarísticos), al Adán redimido. Que ya no está desnudo de Dios, sino que se ha revestido de la Gloria divina; y donde ya no intenta apoderarse de lo que Dios le ofrece, sino que tiene una actitud de recibirlo como un Don. |